Complicado, ¿no crees? Seguro que respondiste con otra pregunta como… ¿Y qué hábitos tengo yo? O ¿Por dónde empiezo? Si es tu caso, no te preocupes, puedo ayudarte.
Comencemos identificando que un “hábito” como tal, ya es una acción positiva, repetitiva y que se establece después de 21 días de realizarlo, sin pausas y sin excepciones. Piensa en uno que tú tengas y con ese podemos empezar; ten en cuenta siempre que es un proceso y cada niño va a distinto ritmo.
Todo hábito que como madre/padre tengas, se verá reflejado en tu pequeño; por lo que lo primero que recomiendo en materia de nutrición es brindarle un adecuado ejemplo. Un niño o niña imitará a sus padres por naturaleza, porque es lo más cercano que tiene con la realidad, fuera de su núcleo familiar y por ende cree que es lo correcto; recuerda que aún no identifica si los comportamientos de otras personas y hábitos de otras familias son o no adecuados. Y recuerda, los primeros 5 años son cruciales, perfectos para comenzar a formar hábitos en nuestros niños.
Si bien es cierto que los niños aprenden rápido, no olvidemos ir con un paso a la vez, evitando abruptamente introducir varios hábitos, ya que esto puede ser confuso o demasiado trabajo por hacer. Si a nosotros como adultos se nos complica, en ellos, es aún más común cometer algún error.
Y hablando de errores, uno de los más habituales es: ¡Premiar a los pequeños con comida! Generalmente con postres o dulces, esto provoca que comiencen inconscientemente a pensar que la comida es algo que “se deben ganar”, cuando en realidad es un derecho que tienen. Incluso pueden traducir como “castigo”, algunos otros alimentos que no son de su agrado, en vez de verlos como algo que les provoca un bien.
Esto también puede incrementar su ingesta y pudiéramos estarlos acostumbrando a comer en cantidades similares a las de un adulto, ya que cada vez que hacen algo bien, comen algo extra; en realidad, sin darnos cuenta estamos generando un daño que puede agravarse con el tiempo.
Otro error común es dejar que el menor realice actividades mientras come (ver televisión, redes sociales, utilizar juguetes, platicar, jugar con otros niños); obstaculizando la capacidad de identificar cuando están satisfechos y, dependiendo del caso, pueden comer mucho menos de lo que necesitan o excederse en volumen y kilocalorías. Incluso pueden aparecer síntomas como hipo, flatulencias y dolor abdominal, al no dar un tiempo exclusivo para su alimentación.
Yo te propongo ir introduciendo hábitos en orden. Algunas de las principales acciones que recomiendo en cada hogar y para todos sus miembros son:
- Lavarse las manos antes de comer cualquier alimento, bebida o medicamento y después de ir al baño.
- Establecer 5 tiempos de alimentación divididos en desayuno, comida, cena y dos colaciones/snacks pequeños intercalados entre las comidas principales.
- Fomentar la hidratación: exclusivamente agua natural y dejar los jugos, refrescos y leche para horarios y días específicos. Esto incluye la vigilancia en la cantidad de agua ingerida.
- Establecer en qué horarios se van a realizar las comidas y respetar cada día esa regla.
- Llevar un calendario y palomear cada acción del día, para evaluar al final del mes, el avance del pequeño. Si lo ven de manera gráfica es más fácil de entender y recordar sus errores.
- No premiar a los pequeños con comida y explicarles que hay alimentos que deben consumirse con moderación y otros libremente, todos los días.
- Sentar a los niños a la mesa con la familia.
- Fomentar la actividad física que el niño elija, se vale experimentar hasta encontrar el ideal y, de ser posible, hacerlo en familia para mayor motivación.
- Acudir a una valoración nutricional al menos cada trimestre y en caso de que el especialista lo recomiende, llevar un tratamiento nutricional personalizado para un mejor control, optimizar su estado nutricional actual y asegurar su crecimiento y desarrollo.
En conclusión, al igual que la educación, debemos cuidar de la salud de nuestros niños para formar adultos sanos y prevenir las enfermedades crónico degenerativas, que hoy en día afectan a la mayor parte de la población mundial.
Por: Jesica Gabriela García Morgado. C.P. 11487372.
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