"Ya deja de llorar" o "¡cállate!, no es para tanto", no son solo frases convencionales de la crianza, sino un silenciador de las emociones de tus hij@s.
Este post no pretende cuestionar ni juzgar la forma de criar a tus hij@s, sino brindar una explicación de las consecuencias que trae para su salud emocional, minimizar ciertas acciones de l@s pequeñ@s.
Ante nuestros ojos, sus motivos parecen insignificantes en comparación con su reacción desproporcionada y pensamos que se comportan así para retarnos. Sin embargo, si nos colocamos por un momento en sus zapatos, comprenderemos que, para ellos, esas razones son importantes y que están experimentando una intensidad emocional, que no saben expresar de otra manera.
A continuación, alguna de estas consecuencias:
- Aprende que lo que siente no es importante
- Deja de expresarse y puede caer en un cuadro de ansiedad
- Pierde empatía hacia los sentimientos de otros
- Será un adulto con poco control emocional
¿Cómo validar sus emociones?
- Poner nombre a lo que sienten
- Hacerle saber que es una reacción normal y que tiene derecho a sentirla
- Explicarle los motivos
- Ofrecerle herramientas para gestionar esas emociones
Ejemplo:
“Noto que estás disgustad@ por tener que salir de la bañera. Es normal porque sé lo divertid@ que estás, pero ya es tarde y tenemos que cenar. Si quieres, puedes ayudarme a preparar la comida, como un auténtico cocinero”.
Dar un lugar a sus sentimientos provocará que se sienta amad@, respetad@ y contenid@. Le ayudará a poco a poco a aprender e identificar sus estados emocionales, así como a lidiar con ellos de una forma sana.
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